UN DÍA A CABALLO

El tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Michael Ende
Antes que se terminé el año.
Pasaste por muchas cosas buenas y malas: 
te reíste, lloraste y hasta casi te enamoraste...
Te quedaste sin trabajo y también conseguiste ( aunque sea de bachero o de peón de albañil) pero te la rebuscaste. 
Te fracturaste un dedo, el dedo meñique o tan solo te raspaste, puede que empezaste y dejaste la secundaria porque te ganó el ocio y no te preocupa porque contas con tiempo, bueno en fin. El año transcurría sin mucho ruido ni sorpresas, hasta que sucedió, lo que nadie quiere y menos para un fin de año, yo, ya lo viví en el 95 y fue horrible porque tenía nueve años.

3 muertos; 1 desaparecido; 50 "No habidos"; 10.000 evacuados y autoevacuado; 50.000 personas afectadas; el 70 por ciento del radio urbano deteriorado por la inundación. 

Los perros ladraban, yo en el quinto sueño ya había jugado todo un día con mi caballo colorado, sangre toro y cabos negreros. Era un animal maso me lo regalo papá para mis ocho año con mucho esfuerzo ya que somos muchos, somos nueve hermanos y contando los perro: totó, mandinga y baruyo. 
Me pasaba todo el día con el colorado, no dormía: era feliz! Andabamos por todos los barrios, empezando por el que era el mio Belgrano, barrio de calledes de tierra, coquitos, figuritas, sobrenombres y una que otras palizas en la barra de la cancha. Empezabamos por ese y seguíamos por todos los barrios de las orillas, la salíamos temprano el sábado, como a las diez. Antes de emprender viaje hacía la pasada de mi amigo Calia tomabamos unos mate, le acompañaba en sus nostalgias, a Beto le gustaba que yo lo escuchara y a mi me gustaba oírlo, cosas que jamas pueda vivir o que pueda escribir. Después del paso de lo de Beto Calia seguíamos con nuestra peripecia... largo camino nos quedaba, barrios que rodean Pergamino, barrios que rozan la Pampa. Cuando terminamos nuestra andanzas de tanto trijinar, llegamos hasta el terraplén ahí nos relajabamos, él todo sudado y yo acalambrado nos dispersabamos él en del agua y yo en el pasto. No quedaba nada de casa, porque vivía a media cuadra del arroyo. Bueno, no quiero extenderme más y no ser tedioso conmigo ni con el lector. Esa noché como dije, ladraban los perro mis hermanos y yo despierto. Llovía a valde sin descanso como paso como esta vez. Yo estaba inquieto porque totó lo estaba; uno conoce a los animales, cuando algo no nada bien no anda. El agua no se asomaba a la puerta, eso por el momento me preocupaba. Papá dormía y mamá no pero estaba acostada, estaba como yo atenta. Mucho no aguanto mi desvelo y me dormí. De repente por inercia los perros se callaron, yo en un sopor;  entre dormido y despierto. Papá nos despertó algo asustado y nervioso, los perro no ladraban, fuimos hasta la esquina colgado del viejo: Natilia acococho, David del cuello, Dora de la cintura y yo creo que iba colgado del brazo de papá. No me olvido el agua le llegaba a las rodillas al viejo. Nos llevaron a un sentro de evacuados y papá volvió con Matias para salvar algo, pero el agua llego hasta los dinteles, lanchas, gente nadando y el loco Di Palma volando tratando de dar una mano. Se perdió todo es demás que lo diga, el Colorado se salvo por su instinto animal, y los perros no, el agua los tapo. Los juguetes de mis hermanos y los recuerdos de la familia el agua se las llevó, todo. Como no estar triste si a mi me toco, hoy solo me bailo al rededor pero salí ileso como muchos. Parte de mis hermanos todavía viven en Belgrano y les toco la misma historia pero ya más grandes. Este fin de año trágico para los damnificados saben que termina un año malo, pero empieza otro mejor.

Personas de todas las edades fueron alojadas en la sede de la entidad vecinal del barrio Belgrano.

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